El pasado 9 de septiembre la ministra de Defensa del Ejecutivo Zapatero, Carme Chacón, adelantaba la información sobre el número de soldados que marcharán próximamente hacia Afganistán, para reforzar el contingente español integrado en la fuerza internacional de la OTAN que participa en la ocupación de este país asiático. Dos días después, el Consejo de Ministros aprobaba el envío de 220 militares, que se sumarán a los 1250 uniformados españoles que ya intervienen en esta guerra, de los cuales 450 forman parte del denominado “batallón electoral” que participó en el simulacro de elecciones celebrado el pasado 20 de agosto.
La coartada oficial para justificar el nuevo envío de tropas esgrimida por un gobierno con ínfulas pacifistas no es original. De acuerdo a la misma, el refuerzo sería imprescindible para garantizar la seguridad de los soldados españoles que -según declaró la ministra Chacón en una entrevista concedida a la Cadena Ser- “trabajan por la estabilización, desarrollo y reconstrucción del país”, buscando -junto con el resto de sus socios occidentales- “una paz que tiene que ver con la amenaza de Al Qaeda, cuyo santuario era Afganistán y que tuvo su culmen en el atroz atentado del 11-S”. Efectivamente, se trata de la excusa fabricada por la Administración Bush para bombardear e invadir este país, en el primer episodio de la campaña que los publicistas neocons bautizaron como “Guerra Global contra el Terrorismo”. Leer+ en Rebelión
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